Me despierto de madrugada, acojonado, pensando que mi corazón se parará mientras duermo. Esa neurosis me mantiene en vida, afortunadamente. Instinto de supervivencia, lo llaman. Ningún correo en mi bandeja de entrada. En ocasiones, la ausencia de noticias son buenas noticias. Respiro en alto. Mi vida me resulta ajena, no parezco reconocer nada en ella. No soy nada de lo que fui. No hay nada de lo que estuvo. Tiro el ancla que me ata al pasado. Yo me quedo aquí. La idealización del fracaso es un bálsamo masoquista. Recuerdo su histrionismo como mi dolor de cabeza en un enfermo con síndrome de Münchhausen. La decepción no está basada a una mala elección. La decepción acompaña como la sombra a su dueño.
1 comentario:
Yo siempre te leeré. Aunque sólo sea por llevarte la contraria hasta el fin de los tiempos :)
Publicar un comentario