NO ME LEAS



NO ME LEAS

Así funciona la primera ley fundamental de seducción. Yo te digo que no me leas, y aquí estás. Pero es que si voy a más y te digo que no te interesa nada de lo que te voy a contar, que esto no es para ti y que lo dejes ahora mismo seguirás atado a estas líneas hasta que las acabes. Porque si me haces caso y no lo lees, las dudas te asaltarán (¿y si al final decía algo interesante? ¿y si en realidad era para mi? ¿y si no lo era, qué les dice a los demás?
¿y por qué ha considerado que no era para mi?) y serán mucho más difíciles de soportar que el tiempo que tardarás en leerme.


Risto Mejide


15 de febrero de 2014

Ahora que ya no viene nadie a leer aquí, ni si quiera tú

Me despierto de madrugada, acojonado, pensando que mi corazón se parará mientras duermo. Esa neurosis me mantiene en vida, afortunadamente. Instinto de supervivencia, lo llaman. Ningún correo en mi bandeja de entrada. En ocasiones, la ausencia de noticias son buenas noticias. Respiro en alto. Mi vida me resulta ajena, no parezco reconocer nada en ella. No soy nada de lo que fui. No hay nada de lo que estuvo. Tiro el ancla que me ata al pasado. Yo me quedo aquí. La idealización del fracaso es un bálsamo masoquista. Recuerdo su histrionismo como mi dolor de cabeza en un enfermo con síndrome de Münchhausen. La decepción no está basada a una mala elección. La decepción acompaña como la sombra a su dueño.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Yo siempre te leeré. Aunque sólo sea por llevarte la contraria hasta el fin de los tiempos :)