La noche era despeinada y agrietada. Así son las noches de desesperación. Mi aspecto poco a poco y sin avisar empieza pareciéndose al de un vagabundo. Pero no de esos que queman en los cajeros. Todavía no quiero morir. Creo. No sin antes recitarle poesía en la entrepierna. Entiéndelo.
Ya no me acordaba de ti. Juegas con mi memoria. Como yo lo hacía con la confianza de la gente. Joder. No me lo tengas en cuenta. Era un niño que jugaba con pan y mercromina en el ático del cerebelo. Veo que no has cambiado. Mujer de zapatos sucios con las tetas demasiado grandes y el alma desabrochada. Pretenciosa con ansias de vivir con algo de personalidad. De carácter nocturno. No me das ningún miedo.
Dejas de mirar mi desorden por un momento y fijas tu mirada sobre la mía. Tú siempre por encima. Llevas demasiado tiempo sin escribir, dices. Estás irritable, continúas. Pienso en lo que has dicho. Tienes razón. Siempre la tienes aunque me cueste reconocerlo. Pero bueno, si vienes para que acabe escribiendo mierda mejor te vas por donde has venido. Inspiración.
3 comentarios:
y quién la necesita, si nunca está cuando la esperas y aparece de repente en el momento más inoportuno.
Hola Lucas. Me gusta mucho la nueva entrada. Gracias por todo, ya me entiendes. Nos vemos tio
hoy la inspiración se disfrazó de indiferencia puta y embustera
Encantada
Publicar un comentario